La vida de Thara parece haber vuelto a su cauce y con nuevas esperanzas: Nate, aunque en el cuerpo de Ludkar, puede permanecer cerca de ella en el mundo «real», y su padre, el Nocturno, ha vuelto a la vida de la familia y a estar cerca de su esposa, que poco a poco va perdiendo el miedo y la desconfianza que le empujaron a dejarlo. Al saber ahora que ella es un vampiro de las flores puede afrontar el problema que le ha afectado durante toda su vida: la narcolepsia. Todo parece demasiado bueno para ser cierto. Pero todavía quedan muchas preguntas sin respuesta. Además, quién sabe si en el Cinerarium no quedará alguien más deseando volver...