«La artista Roberta Marrero alza en su primer poemario un yo poético que participa de la corrupción del mundo y advierte, como advierte toda voz transfronteriza, que en ese mismo mundo existe una brecha, una herida por donde caen y se precipitan las palabras no dichas, no contempladas, no escritas. »Los versos de Roberta Marrero, cargados simbólicamente de travestismo sacrosanto, sucio, popular y pagano, se despliegan como una cartografía descarnada donde habla la puta y su coño sagrado, la proletaria del amor y la gata bajo la lluvia».