Muchas inquietudes atraviesan la trayectoria vital del actor Guillermo Lasheras. A las mismas les ha otorgado forma a través de la metáfora del «prospecto», párrafos que desgranan los efectos, adversos o no, de sus medicamentos. Lasheras combina su lado más visceral con planteamientos estratégicos y estructurados de todo aquello que le consterna.
El autor ha organizado sus textos en cuatro grandes apartados (el Amor; el Tiempo; el Arte y la Muerte), que presenta como medicamentos, que según él, consume a diario para sobrevivir.
Estos recorren sus intuiciones y pensamientos más profundos, tiene gran protagonismo el sentido de la existencia. Sin embargo, hace hincapié, como un guiño a los lectores, en que «No es bueno leer los prospectos de los medicamentos; no creo que te ayude saber sus efectos adversos. Si necesitas tomártelos, tómatelos, y depende de cómo reacciones, tendrás efectos adversos o no. Pero no los leas, descúbrelos».