Tener hijos, cuidarlos, amarlos, protegerlos, educarlos es una experiencia única en el trayecto vital de tantas madres y tantos padres a los que nos ocupa tiempo, pensamientos, afectos, sueños, dedicaciones, desvelos y, sobre todo, la ilusión de ser una familia competente, de hacer de la convivencia con nuestros hijos un lugar confortable para vivir, aprender, crecer y gozar juntos, de hacerlos personas, de darles un futuro, de que sean felices. Es una empresa apasionante y exigente en la que se juntan innumerables experiencias afortunadas de convivencia familiar.
Con la conciencia de llevar a las espaldas un difícil encargo, hacemos todo lo posible por nuestros hijos, pero nadie nos ha preparado para esta difícil tarea. Y por un lado los sueños de una convivencia armoniosa y confortable se enfrentan con la realidad de algunos días de caras largas, discusiones, problemas y conflictos, o el deseo de dedicar a nuestros hijos todo el tiempo que necesitan con las dificultades para compaginar esa dedicación con nuestro trabajo. También las certezas con las dudas preguntándonos si lo estaremos haciendo bien, o la ilusión con que nos levantamos cada día para seguir adelante y ocuparnos de su educación, con el desaliento de esos días en los que no podemos más, llegamos rendidos a casa y nos preguntamos si vale la pena tanto esfuerzo.
Este libro se abre a esa realidad apasionante y exigente, explora el gran potencial de la comunicación y el diálogo con los hijos y propone un amplio repertorio de competencias, habilidades y prácticas, que son como los poderes de una paternidad competente y positiva. En la obra se habla sobre el poder del ejemplo, de las palabras que dan valor, de la escucha atenta y activa, de la empatía, del elogio sincero y de las recompensas, de las orientaciones para el aprendizaje, el cambio y la mejora, de la firmeza asertiva y de las normas y los límites que regulan la convivencia. Incorpora además recursos didácticos (cont.)