Pocas veces biógrafo y biografiado están unidos por lazos tan sutiles como Irène Némirovsky y Anton Chéjov. Nacida un año antes de la muerte de Chéjov, Némirosvky siente una enorme admiración por el gran escritor ruso, a quien considera su maestro y siente muy afín, pues ambos son rusos y, por ello, capaces de reflejar como nadie las sutilidades y el dolor del alma rusa. La autora de El baile
cuenta la dura y precaria infancia del escritor bajo el dominio de un padre violento, sus estudios de medicina y su interés por los más pobres y desprotegidos.