El inspector Caballero está al mando de un grupo de la policía judicial que opera contra el narcotráfico. Inmerso en una importante operación -la detención de una banda del crimen organizado llamada Los Mastines- y lastrado por un pasado con estigmas imborrables, tendrá que emplearse a fondo para luchar en los numerosos frentes que tiene abiertos. ¿Puede combatirse la violencia con más violencia?... Su carrera, su libertad y su vida están en juego, y para Caballero "el fin siempre justifica los medios". Perros con placa habla de la huída hacia adelante, improvisada y violenta, que va marcando el paso del inspector. Todo lo que toca se corrompe, pero ya no hay manera de volver atrás, el vértigo y la ansiedad lo acompañan de cerca. Al ritmo del rap más crudo vamos conformando un puzzle donde no sobra ninguna pieza, la causalidad imperando siempre sobre la casualidad. Barrios, extrarradio y ciudades dormitorio conviven convulsamente con un Madrid céntrico de caché y cuna, conformando un tablero latente que evoluciona de manera discurrente como lo hacen los personajes de esta novela. La capital se presenta com