338 es el número de habitación que ocupaba Loreto Sesma en una residencia estudiantil, cuando por primera vez abandonó el hogar familiar, en Zaragoza, para ir a estudiar Periodismo y Publicidad en Pamplona. La experiencia la resume con el término «naufragio», una clara metáfora para referirse a la primera vez que sintió el vértigo de estar a la deriva y la necesidad de tomar las riendas de su vida para lograr sobrevivir. «He escrito, llorado y vomitado un libro que se llama Naufragio», afirma.
Se cierra la puerta.
Abandonas tu vida,
dejas atrás los únicos cimientos que has conocido
y empiezas a andar
(…).
Porque este es el epitafio,
la historia de mi naufragio
en la 338.