Corre el año 1908. Victoire está casada desde hace cinco años con Anselme de Boisvaillant, un notario de una próspera ciudad de provincias. El heredero, tan esperado, no llega. Mientras tanto, con terrible regularidad, Anselme obliga a Céleste, la joven criada, a mantener relaciones sexuales en su cuartito de la buhardilla. Pero las paredes de la vieja casa familiar no parecen solo destinadas a guardar este secreto, sino otro mayor. Cuando Céleste se quede embarazada, Victoire tomará cartas en el asunto con imprevista determinación. A partir de ahí, los acontecimientos se sucederán de tal manera que las barreras sociales y el decoro saltarán por los aires para dejar al descubierto un vínculo amoroso inesperado, que Leonor de Recondo describe con delicada expresividad.