¿A quién no le gustaría volverse loco de vez en cuando? ¡Aparquemos los peines y los cepillos, que nos toca desmelenarnos como si estuviésemos en medio de un huracán! Cosiendo de este modo tan fácil, sin agujas ni tijeras, los niños trabajan la creatividad, la motricidad fina, la concentración y, además, ¡se divierten!