La señorita Anne Davenport no tiene más que dos opciones de futuro: la primera, quedarse a vivir una vida triste y gris en casa de su padre junto a la que pronto será su madrastra; la segunda: irse a vivir a la casa para solteras de Loves Bridge... si su amiga Cat abandona sus principios y se casa con el duque de Hart, dejando su plaza libre. Para lograrlo, utilizará sus habilidades como cotilla y hará correr el rumor de una cita secreta entre ambos, puede que eso ayude... Pero el cabezota del primo del duque supone un obstáculo. Un obstáculo ridículo y muy persuasivo...
Nate, marqués de Haywood, se ha pasado la vida pendiente del duque, preocupado por la maldición familiar. Sabe que la única manera de mantenerlo con vida es que permanezca soltero. Lo que significa que debe convencer a la intrigante señorita Davenport de que puede usar los labios para algo mucho mejor que para difundir cotilleos. Para besar, por ejemplo. Y es que quien siembra vientos... La verdad, el marqués se está empezando a plantear que tiene un futuro mucho mejor para la señorita Davenport, un futuro que no tiene nada que ver con quedarse en la casa para solteras de Loves Bridge, sino... a su lado.