Entre las tres o cuatro ciudades coloniales más impresionantes del planeta está, sin duda, Cartagena de Indias._ Sobre el poblado indígena de Calamar, nuestros antepasados supieron crear el principal puerto de la Monarquía Hispánica en el Caribe. Imprescindible para el comercio español, y bocado constantemente apetecido por los piratas, para disuadir a los mismos hubo que artillar la ciudad con uno de los sistemas defensivos más espectaculares de su tiempo: un enorme recinto murario y media docena de fuertes, sobresaliendo de entre todos el de San Felipe de Barajas. Con los españoles llegaron las órdenes religiosas que dejaron una docena de iglesias incomparables, y entre iglesia e iglesia numerosas plazas a cual más pintoresca y señorial. Y entre plaza y plaza, infinidad de calles de grato pasear con mansiones y balconadas floreadas. El contrapunto de tanta Historia, y de tanto realismo mágico, son las anejas playas de Bocagrande y las tropicales y coralinas de Barú y de las Islas del Rosario; más la salsa, el vallenato, los buenos restaurantes, la estela de García Márquez y la calidez de los cartagenero