La percepción de que los palestinos eran un pueblo inoportuno y molesto se convertiría en un elemento importante del discurso y de la actitud de los sionistas que, tras cerca de medio siglo de colonización en Palestina, impulsaron la fundación del Estado de Israel en 1948. Aún hoy, la actitud negativa hacia los ciudadanos árabes del Estado judío -los árabes de Israel, que constituyen cerca del 20% de la ciudadanía israelí- está generalizada; se considera que representan una peligrosa amenaza en su propia patria y se les trata en consecuencia. Esta actitud, que ha calado en la clase dirigente israelí, se expresa de distintas maneras.