Según el propio autor, «La Historia es un disparate y es, al mismo tiempo, mi libro que más me importa: de algún modo, mi único libro. Lo publiqué por primera vez en la Argentina en 1999...». Ya era tiempo de recuperar con todos los honores esta novela desmesurada y deslumbrante que el paso del tiempo ha convertido en una auténtica obra de culto.
Un ignoto historiador argentino descubre en una biblioteca francesa un misterioso libro que acaso contenga el mito fundacional de su país. El historiador decide dedicar su vida a estudiar y anotar ese texto, que lo cuenta todo sobre una civilización apenas conocida cuya influencia sin embargo puede rastrearse en el pensamiento de la Ilustración y en las revoluciones modernas.
Esa crónica titulada La Historia y las notas de su exégeta presentan con detalle la vida de esa civilización imaginaria: sus costumbres sexuales, su gastronomía, sus ritos mortuorios, su comercio, sus formas de guerra, su literatura, su arquitectura, sus amores, sus enfermedades, su industria, su teología, sus intrigas cortesanas, su final... Compendio del saber moderno, crisol de citas falsas –¿o verdaderas?– de Voltaire, Kyriakov, Sarmiento, Quevedo, Nietzsche o Bakunin, La Historia es un estimulante desafío para el lector, una novela monumental que funciona como un espejo que nos devuelve, deformada, nuestra época, sus prejuicios y verdades adquiridas, sus falsos oropeles y sus justas glorias.
El resultado es un derroche de inventiva, un texto exuberante que podría haber soñado Borges: mil páginas enloquecidas, laberínticas y necesarias, que marcan un hito en la literatura latinoamericana.?«Un monumento novelesco, que se lee con placer y fluidez sorprendentes. Más que novela, más que historia, es una enciclopedia de la lectura, cuyo desciframiento requiere de mapa, catálogo, glosario y diccionario internos» (Julio Ortega).