La agente Eider Chassereau y el suboficial Jon Ander Macua investigan, tras la aparición de su cadáver, el asesinato de la joven Lorea Gálvez. La similitud del caso con un crimen, aún sin resolver, ocurrido catorce años antes en plenas fiestas de Hondarribia, hará que éste cobre actualidad y se reabra gracias a los esfuerzos e insistencia de la patrullera Lía Yoldi, amiga íntima de la víctima y aún obsesionada con su muerte. La reapertura del caso desenterrará emociones soterradas en la agente al rememorar, con ayuda del diario de su amiga, sus últimos días de existencia.
Un relato donde se entrecruzan dos pesquisas paralelas que avanzan implacablemente, con una trama perfectamente hilvanada y una resolución absolutamente sorprendente.
La autora, además, se muestra como una sutil observadora de las relaciones que se establecen entre grupos humanos, tanto en la propia Ertzaintza, como en las familias y amigos tras la fractura que se produce ante la muerte violenta de uno de sus seres queridos.