En "Caín" nos reencontraremos con personajes ya conocidos: con Aristides Subicz -obsesionado con su novela imposible, que se disgrega en un marasmo de fragmentos, recuerdos, esbozos...- y su ristra de «tíos» a la cabeza. Y también hallaremos, cómo no, la misma ira implacable y virtuosista hacia las fucking middle classes, el nazismo -sus causas y su persistente herencia-, las ruinas físicas y morales de Europa, el capitalismo salvaje y la «americanización» del mundo, la progresiva pérdida de protagonismo de la belleza en nuestra existencia. "Caín", en mitad de tanto escombro y de tantas cenizas, también nos transmite la sed de una vida más plena y verdadera, alejada de farsas y automatismos; es un réquiem y a la vez una defensa de la cultura, del humanismo, del placer y la alegría.