Mientras descansan de un viaje, a la luz de la fogata, el Mercenario le relata a Nan-Tay cuatro aventuras que, asegura, son ciertas: todas las vivió en primera persona y en todas se tropezó con algún gigante. Desde una historia con toques de ciencia ficción y terror, pasando por las Mil y Una Noches llegamos al infierno y después a un mundo cruel en el que los buenos son los malos. Un álbum lleno de fantasía desbordante, varios monstruos, un punto de humor y algo que lo hace singular: por primera vez, a partir de la página 35, Segrelles dejó los pinceles y el óleo para pintar sus historias con ordenador.