Alfonso XIII fue hijo de Alfonso XII pero no de la reina Cristina (María Cristina de Habsburgo Lorena). La madre de Alfonso XIII fue una preciosa granadina: Adela Lucía de la Santísima Trinidad. Isabel II nunca copuló con su marido y primo Francisco de Asís, resultando que Alfonso XII fue parido por la reina pero concebido por los espermatozoides del capitán de Ingenieros Enrique Puigmoltó. Isabel II no fue hija de Fernando VII porque este Borbón era impotente. La puttana ma pia (así llamaba el papa Pío IX a Isabel II) era hija de la reina María Cristina de Borbón Dos Sicilias (cuarta esposa de Fernando VII) y el guardia de Corps Fernando Muñoz. La marquesa de Mejorada, Francisca de Borja, fue concubina fiel durante veintisiete años del inquisidor general Ramón José de Arce. ¿Tuvieron hijos? La reina María Luisa, esposa de Carlos IV y amante de Godoy, aseguró que ellos tres eran la Santísima Trinidad; de este ménage à trois resultaron dos vástagos: Isabel de Nápoles y Francisco de Paula, que no eran hijos del rey sino del valido. El holocausto nazi se inspiró en la Gran Redada organizada por Fernando VI contra los gitanos. Las ordenanzas militares de Carlos III aseguraron la pérdida del Imperio. María Luisa Gabriela de Saboya, primera mujer de Felipe V, se negó a folgar en su noche de bodas; ocurrió en Figueras (Gerona). Felipe V firmó en 1713 la autorización para vender en la América española ciento cuarenta y cuatro mil esclavos negros, por tiempo de treinta años, cobrando el rey un mínimo de doscientos mil pesos escudos. Luis I, primer Borbón enterrado en El Escorial, estuvo casado con la princesa francesa Luisa Isabel de Orleans, a la que le gustaba desnudarse en público, emborracharse e ir in puribus por Palacio. Carlos II, el Hechizado, impotente sexual, tenía como pasatiempo capar gatos. Felipe IV nació el 8 de abril de 1605, que era Viernes Santo y, por tanto, Viernes de Dolor; para que se pudiera celebrar el nacimiento, Roma declaró esa fecha Domingo de Resurrección. Felipe III trasladó la Corte a Valladolid en 1600, propiciando un caso de corrupción urbanística solo superado durante la Constitución de 1978. Felipe II podía acostarse con su esposa (tuvo cuatro) previa autorización de su ayo Juan de Zúñiga. Carlos I arruinó España para sobornar a los príncipes electores que debían nombrarlo emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Burdeles reales explica con detalle estas y otras muchas peripecias del curso de nuestra historia, enlazándolas con sus coetáneas de otras Cortes y de otras costas.