Católico practicante y de hondas raíces provinciales, fue progresista y reformista bajo la Monarquía y luego defensor de la democracia liberal. Jefe del Comité Revolucionario republicano en 1930-31, contribuyó al derrocamiento de la Monarquía y al advenimiento de la República, de la que fue Presidente de diciembre de 1931 a abril de 1936. En su fracaso por centrar la República y ser líder de un gran partido moderado tuvo mucho que ver su afán de protagonismo, tendencia al autoengaño, falta de visión y juicio políticos, así como su indulgencia hacia los partidos de izquierda y una arbitrariedad que le impidió impulsar gobiernos de amplia base parlamentaria y le
llevó a excluir a la derecha democrática. En el momento crucial de la República su liderazgo fracasó por completo y sólo entonces, demasiado tarde, comprendió la destrucción de la ley bajo el Frente Popular.
Salió de España días antes del comienzo de la Guerra Civil para no volver en vida. Denunciado por ambos bandos, sus bienes fueron confiscados y vivió modestamente, pero con gran dignidad, de su oficio de escritor sus últimos años en Argentina.