Pero ¿es posible solucionar los conflictos recurriendo solo al diálogo?, ¿hasta qué punto dos interlocutores que defienden posturas antagónicas pueden alcanzar acuerdos conversando? La falta de diálogo se antoja como una de las causas principales por las que conflictos que en un principio podrían parecer insignificantes acaban convirtiéndose en disputas de dimensiones desproporcionadas, en las que la fuerza se invoca como ultima ratio. Aquellos en cuyas manos habría de estar la solución del enfrentamiento -sean instituciones, grupos o individuos- se enrocan y son incapaces de poner fin a situaciones que, en muchas ocasiones, afectan al conjunto de la sociedad