María Sonia Cristoff nació en Trelew, una de las ciudades patagónicas de mayor extensión, pero en su primera juventud se trasladó a casi 1.500 kilómetros de distancia, a Buenos Aires. Para ella, por tanto, la Patagonia también ha sido un lugar lejano, olvidado, rodeado de silencio y misterios. Falsa calma es el documento de su regreso. En estas páginas, la Patagonia no es un paisaje de postal sino más bien la puerta de entrada a un paisaje de pesadilla. Con una mirada aguda y no exenta de humor, Cristoff se convierte en una antena para esos personajes excluidos de toda política estatal, apresados en su aislamiento y tragados por una geografía hostil llena de pozos de petróleo; personajes «que no saben qué hacen ahí, que no saben qué esperan, que no saben qué condena están pagando».