Granada. En los estertores de la dictadura franquista el régimen aún mantiene un férreo influjo sobre la sociedad y sus poderes. Celso Costa, afamado criminalista, se encarga de la defensa de un cliente que se ha confesado culpable del homicidio de un hombre cuyo cadáver apareció en el río, bajo el bosque de la Alhambra. El imputado es un tullido que trabaja como guardacoches, al que seguidamente se relaciona con la desaparición de una mujer, una joven prostituta. A Celso le atrae la singularidad del acusado, al ser uno de esos "desheredados de la vida" a los que cada mañana observa cuando va camino de su despacho, frente al Palacio de Justicia.// Pero su cliente, tras confesar, guarda un silencio inescrutable, sin justificación aparente, que le desconcierta. Celso es un abogado que lucha con tenacidad, contra todo y todos. Disfruta con los casos inusuales, arriesgados, en los que se involucra junto a sus colaboradores más directos -entre ellos Delia, una atractiva jurista- por muy poco dinero y financiando incluso la investigación, como un modo de contribuir a la mejora de la sociedad en que vive. Sin embargo, acepta defender a Andrés Pineda por una razón bien distinta: saldar una antigua cuenta pendiente. Un caso que abarcará más de treinta años de su vida profesional. Si consigue resolverlo estará en condiciones de poner punto final a su brillante carrera.