Él es un sesentón experto en arte y subastador famoso, incapaz de más amor que el que les tiene a los retratos femeninos de su inestimable colección. Ella es una joven que lleva años sin salir de casa, atendida por un anciano portero. Se conocen porque ella quiere vender los objetos artísticos de una villa que ha heredado. Y empiezan a jugar a un juego equívoco y excitante que podría conducir a la pasión o a la liberación. Antes de dirigir la película homónima, Tornatore escribió esta versión literaria, que es un relato perfectamente autónomo, a cuyo final sorprendente y terrible nos guía el autor con genio de maestro contador de historias, tiñendo la trama de una tonalidad oscura de novela gótica clásica, con perfecto manejo del suspense.
«Un relato rotundo y perfectamente logrado, escrito con un estilo escueto y eficaz... Un final sorprendente y feroz con el genio de un maestro en narrar historias» (La Provincia di Cremona).
«La trama parece sabida, pero pronto el relato se convierte en un thriller, sin cadáver, pero no sin asesinos» (Marina Verna, La Stampa).