Abordar desde una perspectiva literaria un tema tan profundamente humano como es nuestra relación con las personas llamadas discapacitadas, aquellas a las que por padecer alguna disminución física o psíquica se les escamotea el reconocimiento social más elemental, es un riesgo que pocos autores famosos estarían dispuestos a correr; y si a esto añadimos el carácter autobiográfico del relato, la empresa se convierte en doblemente difícil. No obstante, Giuseppe Pontiggia, uno de los escritores más prestigiosos del panorama literario italiano actual, ha solventado este desafío de forma magistral con un texto que, con una enorme dosis de ironía y alejado de cualquier sentimentalismo fácil, logra conmover al lector con el instrumento más poderoso: su intelecto. Desde la culpa, la ignorancia y el desconcierto iniciales hasta la aceptación, que no resignación, final, Giuseppe Pontiggia retrata una relación paternofilial paradójica, en la que el adulto, educador profesional, acaba siendo educado por la desconcertante simplicidad del niño. Una relación marcada por la lucha con los médicos, con la escuela, prácticamente con todo el mundo, batalla que sólo es posible superar con valentía, tesón y grandes dosis de afecto, y cuya recompensa es el descubrimiento diario de un ser que se desarrolla, frente a nuestros ojos, en toda su fascinante complejidad.
Alternando breves escenas de muy variado registro -humorístico y amargo, irónico y tierno, emocionante y grotesco-, por medio de un lenguaje milimetrado y preciso como un bisturí, Pontiggia nos recuerda, ante una sociedad que parece requerir una masa de individuos uniformes, que las diferencias existen, que son buenas y que pueden llegar a enriquecernos más allá de lo imaginable. Nacido dos veces fue galardonada con el premio Super Campiello 2001, considerado unánimemente el más prestigioso de Italia.