Un virus mortal ha destruido la pequeña isla en la que vive Kaelyn y ha conseguido traspasar los límites de la cuarentena. Nadie está a salvo.
Kaelyn fue una de las pocas que, a pesar de haber sido infectada con el virus desconocido que asola su isla, consiguió superar la enfermedad sin secuelas. Su padre, un epidemiólogo, trabajó sin descanso para encontrar la cura que permitiera salvar a aquellos habitantes que todavía no habían sido infectados y finalmente dio con ella. Ahora tiene que haber alguien que sea capaz de reproducir la vacuna y para ello deberá llegar al continente. Pero una vez allí, se da cuenta de que no solo es el virus el asesino: la desesperación hace que haya gente que no se detenga ante nada para hacerse con la vacuna. ¿Cuánto está Kaelyn dispuesta a arriesgar por una cura incierta sobre todo si la disyuntiva está entre la posibilidad de que aquellos a los que ama sean asesinados o salvar a la humanidad?