A partir de lo que el Derecho es y de la función del jurista en la sociedad actual, Paolo Grossi reclama en esta obra la necesidad de redescubrir la auténtica naturaleza del Derecho como ordenamiento de lo social. Tomando al respecto como punto de referencia las manifestaciones de "la vida del Derecho" a lo largo de la Historia -de las que la ley, cronólogicamente, sólo es la última- el autor examina las causas de los malentendidos que han afectado al Derecho en los últimos doscientos años, pone de manifiesto las consecuencias engendradas por la sumisión de éste al Estado y la consecuente pérdida de autonomía de los juristas y, finalmente, formula como alternativa la inexcusable recuperación de la humanidad y socialidad que le son intrínsecas. La vigorosa reivindicación de la centralidad del jurista en la era de la globalización, caracterizada por un Derecho de genuina creación social y la presencia efectiva de los derechos y deberes humanos, es una conclusión explícita que propone el libro. La otra abre desde la perspectiva de la Historia del Derecho el problema de la legitimidad del Derecho en la actual crisis de su identificación con el Estado, para la cual el autor comparte una Política del Derecho que reconozca la ampliación de la dimensión subjetiva del mismo, "la apuesta por los derechos pero siempre que se haga bajo la enseña de una ética de la responsabilidad"