Éste es el relato de un día cualquiera en la vida de un estudiante universitario en los años noventa. El protagonista transita por una ciudad hostil, mecanizada, desde las aulas de la facultad a los barrios obreros de la periferia, sin otro interlocutor que su propio pasado, que entrecorta un discurso demoledor sobre la sociedad y sus ilusiones. Con una voz en la que resuenan la ira festiva de Henry Miller y la impudicia moral de Louis-Ferdinand Céline, esta novela sigue siendo, quince años después, un ataque sin misericordia al buen gusto convencional, a las intenciones más o menos bondadosas y a la omnipotencia del mercado. La novela fue finalista del Premio Herralde de Novela.
«El discurso de este precoz antihéroe es un monólogo atropellado, impulsivo, lleno de furia y desasosiego» (Juan Marín, El País).
«El libro se lee y estremece» (Rafael Conte, ABC).