El profesor John Lynch nos ofrece una visión original e innovadora de una historia tan compleja como es la del cristianismo en América Latina. Una historia cambiante, ligada a la evolución social del continente, que comenzó en los tiempos en que la cruz llegó asociada a la espada del imperio, para sujetar a los indígenas con una combinación de humanitarismo y represión, en un esfuerzo por encuadrar sus vidas que tuvo su máxima expresión en el “estado jesuita” de Paraguay. Las independencias implicaron una ruptura que obligó a crear una nueva Iglesia, legítimamente americana, al tiempo que revivía una religión del pueblo inspirada por sueños milenaristas, que alentó revueltas y movimientos mesiánicos. El siglo XX iba a plantear difíciles problemas, como los que derivaban de la relación con las dictaduras y con las revoluciones, con matices diversos de complicidad y enfrentamiento. Pero también vería el nacimiento de un fenómeno nuevo, legítimamente latinoamericano en sus orígenes, como es la teología de la liberación, que dio lugar a que autoridad y libertad se enfrentasen en el seno de la Iglesia.